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4T en peligro


POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA

Los presidentes Echeverría y López Portillo enfrentaron a la élite empresarial, las relaciones fueron tensas, pero el poder presidencial se conservó. De la Madrid cedió y pactó con los grupos económicos, la crisis lo tuvo contra la pared. Llegó el presidente Salinas y todo fluyó en favor de los hombres de negocios y más ricos del país. Con el apoyo legislativo del PRI y el PAN impulsó reformas para concretar lo que en ese tiempo se llamó: “la reforma del Estado”. Esto no fue otra cosa que la privatización de las empresas públicas a precios de ganga, “on sale” para no desentonar.


El presidente Zedillo fue más espléndido, “el chico de los dieces” como lo llamó Diego Fernández, se aplicó para no fallar al sector empresarial creado a partir de las reformas constitucionales del sexenio que algunos acomedidos definieron como la “salistroica”. Si, así como lo oye, las focas aplaudidoras del régimen no paraban en excesos para alabar al presidente Salinas.


Zedillo se aventó la puntada de hacer pública la deuda de los privados, de los grandes empresarios mexicanos, así surgió el Fobaproa, el robo más cínico y en despoblado cometido en contra de la nación mexicana. Luego, para cerrar su actuación presidencial entregó los ferrocarriles a particulares para luego irse de empleado con ellos. Si, un expresidente como trabajador de empresarios a los que benefició. Pero no se olvidó del pueblo, claro que no, aprobó el incremento del IVA del diez al quince por ciento. ¿Recuerdan la eufórica roqueseñal?


Y, para quedar en los libros de la historia negra de este maltratado país, dejó en la memoria colectiva de los mexicanos las masacres de Aguas Blancas y de Acteal, Chiapas. En el orden internacional, Zedillo también exportó una crisis económica a los países latinoamericanos llamado “el efecto tequila” por la devaluación del peso, la fuga de capitales, la quiebra de las reservas nacionales y la incapacidad para pagar la deuda pública, nacional e internacional.


A pesar de las expectativas de cambio, en el sexenio de Fox no ocurrió nada; de entrada, perdonó a los beneficiados del Fobaproa. Con Calderón la cosa siguió el mismo rumbo del modelo económico. Con el presidente Peña llegó el momento del quiebre institucional de los poderes de la república. Sacó al Poder Legislativo de su recinto y lo llevó a una mesa que difundieron como el Pacto por México; ahí no estuvieron los legisladores, los quinientos diputados fueron sustituidos, borrados por los presidentes de los partidos políticos. Y así derrumbaron al régimen.


Se aprobaron reformas que debilitaron al Estado mexicano; el PAN, el PRI y el PRD sepultaron la división y equilibrio de poderes para beneficiar a la clase empresarial que subordinó a los presidentes del país. Es decir, con Peña y los presidentes de los comités nacionales de los partidos terminaron por entregar el poder político a la élite económica del país. El Pacto por México eliminó al único medio que podía generar ciertos equilibrios para no dejar en total abandono al pueblo.


El poder empresarial también se apoderó de los medios de comunicación; el quinto poder en manos de los dueños del dinero y no dudaron en usarlo para destruir figuras políticas. Eso están intentando contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, tienen un montaje rabioso para debilitar al líder de la 4T y no les importan las consecuencias. Quieren desestabilizar al país.


A como dé lugar, la élite empresarial busca recuperar privilegios. No tienen límites y eso pone en serio peligro a la 4T y su alternativa es actuar en bloque para resistir la embestida de la oligarquía.

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