POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA
En las elecciones de 2021, la coalición PAN-PRI-PRD logró armar una estructura electoral que favoreció la obtención de votos desde la instalación de las casillas. Adicionalmente, esa misma estructura de representación electoral se convirtió en una estructura efectiva de movilización del voto. A esta capacidad operativa se sumó la movilización espontánea de las clases medias que hicieron filas nunca vistas en procesos electorales intermedios. Esto sucedió en Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán, Izcalli, Cuautitlán México, Metepec y Toluca. Las clases medias salieron a votar decididamente en contra de la 4T.
En todos estos municipios, la coalición del PAN-PRI-PRD tuvo representantes de cada partido en todas las casillas electorales, tanto propietarios como suplentes y, en algunos casos, donde no se presentaron los funcionarios de casilla del INE, los tomados de la fila eran simpatizantes de estos partidos. Esta cobertura permitió arrancar la jornada electoral con seis votos cautivos por casilla, más dos por cada representante general, propietario y suplente, que legalmente supervisan diez casillas. Es decir, arrancaron con, al menos, 62 votos por cada 10 casillas.
En el caso de la coalición integrada por el PT-Morena-PANAL la cosa no sucedió de la misma manera. En principio, el PT y el PANAL no tuvieron la capacidad de cubrir un porcentaje mínimo de representantes del partido ante las mesas directivas de casilla, pero conservaron su poder coercitivo sobre su aliado político a quien chantajearon hasta lo último. Su participación fue costosa, tanto en términos económicos como políticos.
Costaron dinero como si hubieran cubierto las casillas, pero lo más grave es que no existió certeza sobre su lealtad a la coalición. Es sabido que, con facilidad, acuerdan con la oposición a cambio de ser bien tratados. Estas acciones se conocen, pero no se pueden probar. Lo único cierto es que el daño que provocan puede significar la derrota. Es importante que el coordinador de campaña de la maestra tenga presente lo ocurrido en 2021 para tomar decisiones.
En los municipios citados, la coalición del PAN-PRI-PRD-NA-MC-PTR-MCC4T estima obtener la mayor cantidad de votos provenientes de los militantes, simpatizantes y clase media a fin al PAN. Si el activismo político de la coalición ferrocarril logra despertar el enojo clasemediero, similar al acontecido en las elecciones de 2021, es probable que sumen cerca de ochocientos mil votos a la causa valiente. Bajo la lógica del enojo de la clase media, los municipios más rentables para su candidata son Atizapán, Naucalpan y Metepec. En los municipios como Tlalnepantla, Cuautitlán, Toluca e Izcalli la competencia está pareja, con tendencia favorable a Morena.
Con acuerdo del PT y el PVEM o a pesar de ellos, Morena tiene que asumir la responsabilidad total de integrar la representación de la candidatura común en todas las casillas en estos municipios. Si lo hace, sin simulación, sin engaños y sin exceso de confianza va a ganar la elección. Si se descuida, si cree a sus aliados y los deja con esa responsabilidad decisiva, puede llevarse una sorpresa.
En municipios como Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tultitlán, Coacalco, Nicolás Romero, Texcoco la ventaja en favor de Morena puede ser mayor al dos por uno; en algunos casos será de tres a uno. Con esas diferencias puede igualar y superar la capacidad de operación de la coalición ferrocarril en los municipios citados, pero también en el sur y norte del Estado de México, que son los cantones suizos mexiquenses, donde extrañamente votan más del sesenta por ciento de los electores de la lista nominal, aun cuando un número importante de los inscritos están trabajando en los Estados Unidos.
Una cosa más: ¡no creer en las encuestas!
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