Armando Vilchis convirtió su taller mecánico en refugio para guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y haitianos.
Nueve años brindando asilo; el Instituto Nacional de Migración no ayuda pero les lleva a más indocumentados.
POR JUAN GABRIEL GONZÁLEZ CRUZ
Del aroma a aceite y fierros de automóviles el taller de Armando Vilchis pasó a refugio de indocumentados centroamericanos donde se huele e impregna la desesperación de guatemaltecos, hondureños, salvadoreños, venezolanos, cubanos y últimamente muchos haitianos, quienes dejaron su país de origen para aventurarse en el llamado sueño americano y tratar de llegar a Estados Unidos.
Mujeres y hombres que, solos o con sus familias, han quedado varados en un rincón de la colonia Casa Blanca, del municipio Metepec, Estado de México.
Es el albergue “Hermanos en el Camino” que lleva nueve años asistiendo a miles de indocumentados que lo mismo están unas horas, un día, una semana, un mes, un año o por tiempo indefinido.
“El actual gobierno federal ha resultado represor e irresponsable en materia de migración, pues además de frenar las visas para indocumentados centroamericanos, ha tomado la decisión de depositar a los refugiados en albergues, cuando debe ser a la inversa a fin de darles protección y ayuda humanitaria”, así define Armando Vilchis la postura de la autoridad nacional frente al problema migratorio que cada día crece en el Valle de Toluca.
Lo peor, añade este ciudadano metepequense, es que el gobierno mexicano no sólo ha cerrado la posibilidad de darles visa para estancia o trabajo a los refugiados, sino que ahora el Instituto Nacional de Migración (INM) -en lugar de ir por los indocumentados- es quien los lleva a este albergue.
“Tanto es el disgusto que tenemos con el gobierno federal, que mismo Migración me trae 25 o 30 migrantes cada tercer día. La ley ya cambió y ahora los sistemas DIF deben resguardar a los migrantes, yo debería llegar y llevarles unos 300 migrantes y a ver qué hacen”, refutó Armando Vilchis.
Los indocumentados, entre ellos niños y adultos mayores, comen lo que hay y para lo que alcanza; no pasan hambre cuando llegan donaciones de particulares y fundaciones. Aun cuando algunos migrantes salen a trabajar de manera informal, lo cierto es que la mayoría se dedica a pedir limosna en los cruceros del Valle de Toluca; algunos ya no regresan.
Actualmente el albergue “Hermanos en el Camino” tiene a unos 60 indocumentados, pero hay tiempos en los que suman más de 200 y el refugio se convierte en una bomba de tiempo porque además de la limitada alimentación, cobijo, espacio para dormir y baños, los encargados tienen que lidiar con adicciones y riesgos de amotinamiento.
Esta miércoles los migrantes recibieron ayuda de fundaciones como “Todos en Marcha”, “Participar por Ti” y “Pequeños Guerreros” que les llevaron cobijas, alimentos y juguetes para los niños, pero será insuficiente al paso de las horas porque al entender que no podrán llegar a la Unión Americana se resignarán a hacer de México su riesgosa e ilegal residencia definitiva… pero de regresar a su país “nunca, prefieren la muerte”.
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