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El corporativismo como corriente teórica inviable en la práctica en pleno siglo XXI




“Incluso el pasado puede modificarse; los historiadores no paran de demostrarlo.”

Sartre


Por Natalia Sánchez Martínez

En el siglo XX, el corporativismo como corriente teórica dio a conocer el importante papel que tuvieron grandes grupos de clase organizados desde abajo, de manera coercitiva y centralizada en la influencia para la toma de decisiones del gobierno en turno para mantener sus intereses, inversiones en el país sin restricciones, y mejorar sus salarios, pero que se negaban a crear condiciones sociales más igualitarias y justas que beneficiaran a las personas que no eran consideradas dentro de la sociedad.


Esta estructura organizacional empezó a flaquear a partir del siglo XXI, por lo que se empezó a cuestionar su viabilidad de implementación en las distintas realidades políticas, económicas y sociales que se daban dentro de las sociedades de los países donde se había implementado el corporativismo. Esto era porque como bien lo reconocen los autores, existe una mayor pluralidad en la sociedad imposible de contener en solo unos sectores sociales, así como que estos mismos habían dejado de tomar las decisiones sobre la viabilidad de la economía nacional.


De acuerdo con el autor Schmitter, el corporativismo se entiende como un sistema de mediación y representación de los intereses que cada corporación o sector organizado tenía y que era integrado por un reducido número de personas, así como que estaban organizadas dentro de ciertas categorías para nada competitivas, estructuradas jerárquicamente en las que el Estado dictaba desde arriba cómo se debían organizar, debía reconocerlas para que pudieran tomar decisiones sobre las políticas públicas que les beneficiaban para mantenerlas dominadas y controladas en cuanto a sus dirigentes y apoyos dados.


El corporativismo cuenta con ciertas características principales, estas eran: 1) el monopolio de la representación en solo un número de asociaciones; 2) la erradicación de asociaciones competitivas; 3) la incorporación forzada de los miembros a las asociaciones; 4) la continua mediación estatal; 5) la articulación de intereses mediante las corporaciones; y 6) el control estatal de liderazgos.


El corporativismo en el siglo XXI, tal cual era entendido en el siglo XX como su versión original, parecía ser una opción inviable de aplicar debido a que los conglomerados de clase ya no debían participar e influir en las decisiones, las demandas, la administración local y la propia economía nacional mediante acuerdos y negociaciones porque la economía cada vez se va abriendo paso en la globalización económica en la que se van integrando diferentes economías de todo el mundo mediante los flujos financieros, el mercado global, los acuerdos de libre comercio firmados entre países que no solo logran afectar internamente al país, sino a los demás países implicados y las relaciones que mantienen.


De acuerdo con lo anterior, este mismo no podía implementarse nuevamente porque las decisiones que los sindicatos o sectores sociales más importantes, conglomerados con base en su ocupación tenían, resultan ser innecesarias debido a que sus intereses dejaron de guiar el actuar del gobierno porque ahora los actores internacionales son los que fungen ese papel, ya que la mayoría de veces que lo nacional se involucre con lo internacional genera empleos, aumenta las oportunidades económicas, reduce en cierto grado la pobreza en la que varios países se encuentran y genera mayor competitividad de empresas e industrias.


Otra razón por la cual el corporativismo del siglo XX resultó ser inviable en su aplicación en el siglo XXI fue porque la sociedad tenía un alto grado de pluralidad, antes no reconocido en el cual varias personas no eran consideradas como parte de los sectores representantes de los intereses sociales porque no cumplían con las características necesarias para poder pertenecer a estos, es decir, no tenían una ocupación relevante porque no eran campesinos u obreros. Esto permitió que se marginaran y no se tomaran en cuenta las necesidades e intereses que, por ejemplo, las mujeres u otras minorías tenían porque no estaban en el mapa de relevancia del gobierno y del Estado.


Algo importante por mencionar es que las sociedades hoy en día son más diversas y complejas de entender por lo que resulta difícil dividirlas y agruparlas en sectores con base en sus ocupaciones porque las personas se desarrollan en varios ámbitos que no se pueden reducir a solo un sector social, así como que no se pueden limitar y generalizar los deseos, las necesidades e intereses de todas las personas en unos cuantos representantes que hablen en nombre de todas porque a algunas las excluirían.


Un ejemplo claro de un caso que demuestra la inviabilidad del corporativismo en el siglo XXI es que, al existir una mayor pluralidad en la sociedad las personas que antes no eran consideradas parte de un sector con base en su ocupación como, por ejemplo, las mujeres hoy en día son consideradas parte esencial de esta misma. Las mujeres han tomado relevancia en la vida pública debido a que cada vez más estudian, trabajan, son consultadas para tomar decisiones a nivel nacional e internacional, entre otras actividades.


Para ilustrar este caso, durante la marcha para conmemorar el Día Internacional de la Mujer hacen uso de espacios públicos donde se pueden visibilizar, representar y demostrar que son pilar fundamental de la sociedad y no solo los hombres como en el corporativismo se pensaba, así como que deja claro que la gran pluralidad existente en el mundo no se puede contener en un sector social específico porque limita las diferentes realidades sociales existentes.


Otro ejemplo en el cual se puede demostrar esta inviabilidad del corporativismo en el siglo XXI se da también en la pluralidad dentro de la sociedad porque hoy en día existen diferentes partidos políticos con la intención de que puedan representar las necesidades, intereses y deseos de más personas sin la necesidad de que pertenezcan a un sindicato o sector social bajo la dominación de un solo partido político que decida sobre la viabilidad del país y de la vida de las personas como en el corporativismo se hacía.


Lo anterior quiere decir que la diversidad existente dentro de la sociedad es entendida desde más puntos de vista como lo son las ideologías que cada partido político tiene, así como que los intereses ciudadanos de sectores antes excluidos ahora también pueden impactar en el gobierno para crear políticas públicas más incluyentes.


El que el corporativismo en pleno siglo XXI, como era entendido en el siglo XX, resulte inviable en su aplicación dentro de distintos contextos sociales, políticos y económicos actuales se debe a que dejaba escapar estas diferentes realidades en las cuales las personas se desarrollaban cotidianamente, así como que ahora las personas ya son consideradas relevantes sin importar las actividades que realicen.


Vale la pena mencionar que la pluralidad de la sociedad no es un elemento que se pudiera suprimir fácilmente para moldear la realidad de las personas mediante su enclaustramiento en sectores sociales que no lograban representar los diversos intereses, deseos y necesidades que tenían, sino de unos cuantos sectores sociales.


Asimismo, el que los sindicatos, organizaciones y sectores sociales más relevantes dentro del corporativismo hayan dejado de serlo permitió que más personas pudieran decidir sobre las necesidades e intereses que la sociedad en general tenía, esto ayudó a que se abrieran las oportunidades de representación a más personas, así como se dieron mejores soluciones a las problemáticas que vivían.


Finalmente, es por esta razón, que el poder de decisión sobre cuestiones de viabilidad social, política y económica de los países dejó de estar cooptada por un grupo específico de la sociedad y del gobierno que generaba tanto corrupción como falta de apoyo para las personas excluidas de la sociedad.

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