POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA
Ya no quiero que me hables.
Calmada María, lo único que hago es quererte.
Andas ahí con tu Claudia y tu presidente dictador y ya me tienes harta.
Está bien, pero que consté que yo no empecé; como dice Arjona: fuiste tú.
Qué pasó mi Melitón, te veo insólito, taciturno, como írrito.
Ni sabes lo que dices.
Pues no, pero se escuchan chido.
Oye mi Cástulo, ya convenciste a tu familia de ir a votar.
Si, pero unos van para allá y otros para acá. Mi suegra, por llevarme la contra, apoya a Xóchitl; los demás vamos con Claudia. ¡Se pasa! ella, sus hermanas, mi suegro y todas las de su club reciben apoyo del gobierno y ahora de Delfina, pero odia al peje como nadie. Se cree lo de presidente narco, ni sabe que es comunismo, pero repite y repite todo lo que sea contra López Obrador. La hubieras visto, se puso un vestido rosa para ir a la marcha. Lo más cabrón es que compró el libro de Anabel y, como Xóchitl, todavía no lo lee, pero a todos les dice que ahí están las pruebas que AMLO y Claudia son narcos, que Morena es un partido de narcos. ¡Es un cuchillito de palo!
Mi buen Cástulo, eso que dices pasa en un buen número de mexicanos. No es de extrañar que así suceda, la oligarquía ha construido una narrativa contra la 4T a través de mentiras. En México, como en toda Hispanoamérica, es una estrategia seguida por los dueños de los medios de comunicación. Los partidos afines a la derecha se subordinaron al poder económico y al poder mediático de los medios de cobertura nacional y ahí se perdieron. Los políticos se hacían o se hacen candidatos por los partidos, como el PAN o el PRI, luego van con los dueños de la televisión o la radio, piden apoyo, los empoderan y ganan elecciones. En ese esquema no le deben el triunfo al pueblo, sus electores son los grandes empresarios, la oligarquía, y a ellos sirven. Si no cumplen, los propios medios que los hicieron, los destruyen. Ese es el fin de los partidos políticos del viejo régimen.
Morena es la única organización que ganó el gobierno sin su ayuda, por eso odian al presidente AMLO, lo quieren destruir a él y a su movimiento. Simplemente no les debe nada, no lo pueden poner bajo su dominio; eso no había ocurrido nunca. Siempre tuvieron el control del poder, al menos desde Salinas hasta Peña Nieto, ellos eran los que mandaban. El gobierno lo tenía el PRI o el PAN, pero el poder estaba en otras manos. Cuando quisieron acabaron con el ilusionismo del salinismo, jugaron con Fox, sostuvieron a Calderón y pusieron en la presidencia a Peña; cuando quisieron los arruinaron. Ahí tienes a Milei en Argentina o a Novoa en Ecuador. En 2012, destituyeron al presidente de Paraguay y, recientemente, no querían que el presidente electo en Guatemala asumiera la presidencia. Todo orquestado con el poder de los medios, los oligarcas y el crimen organizado.
Me la pones difícil Melitón, eso no lo entiende mi suegra, y ¿cómo les ganamos?
La única manera es votando para que el movimiento progresista gane la mayoría en el Poder Legislativo. Solo así se podrá reformar de fondo el poder político en México. Como electores pasaremos a la historia, por dar la verdadera batalla político-electoral: Un cambio sin violencia. La oligarquía y los dueños de los medios se aferran al pasado, quieren regresar a sus privilegios; pero olvidan que nadie puede detener la historia.
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