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LABORATORIO ELECTORAL

Gobiernos de coalición o coaliciones ingobernables
Autor: Efrén Ortiz Alvarez
En mi última colaboración, resalté que nuestro sistema electoral obsequia pocos incentivos para mantener las coaliciones electorales a largo plazo, ya que pocas veces trascienden la esfera de lo puramente electoral. Por esta razón, es importante hablar de los gobiernos de coalición como mecanismo para revitalizar las alianzas electorales de los partidos políticos que, entre otras cosas, sólo contribuyen a diluir la identidad ideológica y programática de estas organizaciones frente al electorado.
Siguiendo la definición formal de la literatura en la materia, debemos entender que un gobierno de coalición es producto del pacto que realiza el gobierno (partido gobernante) con uno o más partidos políticos, a efecto de elaborar un programa de gobierno compartido; nos referimos a una coalición en la que dos o más fuerzas políticas gobiernan juntas y en la que necesariamente deben verse representadas en el gabinete, de forma proporcional.
A partir de la reforma político electoral de 2014, los gobiernos de coalición son una posibilidad a nivel federal y local. En el caso del Estado de México, por ejemplo, esta figura se encuentra contenida en artículo 77, fracción XLVIII, de la Constitución local, donde se establece como facultad del ejecutivo estatal, “optar en cualquier momento por un gobierno de coalición con uno o varios de los partidos políticos representados en la Legislatura del Estado”, y que dicho gobierno “se regulará por el convenio y el programa respectivos, los cuales deberán ser aprobados por mayoría de las Diputadas y los Diputados presentes en la sesión del pleno de la Legislatura”.
No obstante, ya existe dicha posibilidad, ésta no se ha hecho efectiva; el estado de ánimo legislativo no ha alcanzado siquiera para la emisión de una ley reglamentaria al respecto —la que, a propósito, el mismo PRD habría intentado impulsar recientemente—. Ello no hace más que evidenciar la falta de visión de Estado y las anticuadas condiciones en que se diseñan las alianzas político electorales en la entidad, pues permanecen enfocadas hacia el esquema de las coaliciones electorales que, como hemos advertido, en la actualidad resultan caducas por sí mismas. Hoy más que nunca, es urgente hacer uso de las herramientas que permitan construir mayorías, ampliar las oportunidades de consenso y garantizar la gobernabilidad, a partir de un programa de gobierno cuyo génesis sean los sentimientos de los mexiquenses y no de la reducida visión de la oligarquía partidista.
Las últimas elecciones nos han demostrado que en la actualidad es difícil ganar compitiendo solos, y lo es aún más, gobernar solo. En ese sentido, me parece que construir alianzas políticas teniendo como eje central un gobierno de coalición con programa de gobierno bien definido, no solo animaría a quienes la integran a competir con mayores bríos, sino que también sería una muestra de madurez política hacia la ciudadanía, al ser reflejo del abandono de viejas prácticas en las que las cúpulas partidistas toman decisiones unilaterales e indolentes a las distintas realidades que hoy apremian. Usted juzgue.