La nueva composición del poder político en Edoméx con matemáticas.
De 2018 a 2021 la “4T” perdió más de 1 millón 274 mil votos mexiquenses.
Morena en la tablita, le pueden comer la mayoría simple en el Congreso.
Partido Verde, el eslabón más débil de la próxima Legislatura local.
Pepe Couttolenc, sin fuero, vulnerable y con riesgo golpista en el PVEM.
POR JUAN GABRIEL GONZÁLEZ
A unas horas de que las autoridades electorales hagan la distribución real de las 30 diputaciones locales de representación proporcional (plurinominales), que se sumarán a las 45 diputaciones de mayoría relativa, para hacer un total del 75 curules que integrarán la LXI Legislatura local, se confirma la nueva recomposición del poder político del Estado de México con un PRI recuperado de terapia intensiva y un Movimiento de Regeneración Nacional que lapidó en corto tiempo la “esperanza” de convertirse en alternancia.
A pesar de la resistencia a la derrota que los lleva a un desesperado intento por matizar la realidad de los votos, se confirma que el gran derrotado del pasado proceso electoral del 6 de junio en la entidad es Morena y su Cuarta Transformación.
Si bien la política no es una ciencia exacta, aunque debiera de serlo, es justo en los plazos postelectorales cuando Pitágoras y las matemáticas no mienten en el andamiaje electoral; por eso y a continuación, con números y comparativos les damos a conocer lo que fue la avasalladora 4T en 2018, al obtener la mayoría absoluta (más de las dos terceras partes del Congreso) y con lo que se quedará a partir del 5 de septiembre cuando no alcance ni la mayoría simple (el 50 por ciento más uno de los diputados mexiquense.
Tras los comicios del 2018, montados en la ola lopezobradorista, prácticamente Morena y sus aliados del Partido del Trabajo y el extinto Encuentro Social (PES) se sacaron la lotería. Lograron la votación histórica de 3 millones 599 mil sufragios en territorio mexiquense, que les representó el 46% de la votación válida, les alcanzó para tener 52 diputados locales y con un tufo de sobrerepresentación les permitió lograr el 69% de la legislatura. Mayoría absoluta para hacer y deshacer, pero sobre todo para cumplir sin obstáculo alguno sus promesas de campaña de aquella elección.
Para las elecciones del 6 de junio de 2021 la triste realidad. El electorado mexiquense sólo respaldó a la 4T y la coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena, Partido del Trabajo y Nueva Alianza) con poco más de 2 millones 325 mil sufragios, que representan el 37% de la votación válida emitida, les dará 34 diputados y bajarán al 45% de la representación legislativa. No tendrán siquiera la mayoría simple.
Si el álgebra no falla Morena y su alianza “Juntos Haremos Historia” perdieron del 2018 al 2021 más de 1 millón 274 mil votos en el Estado de México.
Estos números traducidos a la Legislatura local se definen en la siguiente composición por partido: Morena 25 diputados; PRI 22 diputados; PAN 11 diputados; Nueva Alianza 5 diputados; PRD 4 diputados; Partido del Trabajo 4 diputados; Movimiento Ciudadano 2 diputados y Partido Verde Ecologista 2 diputados.
De manera frontal la alianza “Va por el Estado de México” de PRI-PAN-PRD tendrá 37 diputados, contra 34 de la coalición “Juntos Haremos Historia”, ninguno alcanzará la mayoría simple que requiere de 38 de los 75 diputados.
Y es aquí donde entra el juego perverso. Mientras a PRI, PAN y PRD les falta un diputado para llegar a esa mayoría simple; a Morena-PT-NA les faltan 4 y no se diga para la mayoría absoluta que se requiere en todo intento de reformas constitucionales, a la Cuarta Transformación le faltarían 16 legisladores para volver a tener la aplanadora legislativa en el Estado de México.
Por eso el indicativo de que las bancadas de Movimiento Ciudadano y Partido Verde (cada una con dos diputados) jugarán un papel preponderante en el Congreso mexiquense a partir de septiembre. Para ser mayoría simple, la 4T necesita forzosamente de los cuatro diputados de MC y PVEM; en tanto, al PRI y sus aliados sólo les basta un diputado de cualquiera de estas dos bancadas.
En la lógica actual, difícilmente MC jugará del lado de Morena, sobre todo si tomamos en cuenta que el real líder del partido naranja en la Legislatura será el senador Juan Zepeda, quien tiene en su bolsa los dos legisladores de esta bancada, emanados de Nezahualcóyotl: Juanita Bonilla (ex perredista) y Martín Zepeda (su hermano). Desde las elecciones de gobernador de 2017 Zepeda pintó su raya con Movimiento de Regeneración Nacional.
Por lo tanto, el eslabón más débil de la legislatura, como suele suceder en cada coyuntura del poder, seguirá siendo el Partido Verde, que en la Cámara de Diputados ya no contará –salvo que un milagro ocurra- con su actual dirigente estatal José Alberto Couttolenc Buentello, pues en las cuentas de la autoridad electoral al PVEM sólo le corresponden dos escaños del Congreso, uno plurinominal y otro de segunda minoría: Claudia Desiree Morales (uno de la lista) y María Luisa Mendoza, la más votada de las candidatas ecologistas.
Conclusiones:
1.- No sabemos de dónde se sacan los morenistas que “no les fue tan mal” o que mantuvieron la aceptación ciudadana a las urnas. En la 4T se aprietan la bilis asegurando que siguen siendo el partido político más votado y quizá tengan razón, pero no son la principal fuerza política de la entidad, que no es lo mismo.
2.- Ineludiblemente el Congreso estatal carecerá de contenidos y cambios profundos a la legislación. Su composición, que no le dará mayoría a ningún partido político, nos empuja a determinar que la LXI Legislatura mexiquense será desde septiembre próximo eminentemente grillera, sobre todo si tomamos en cuenta que en las curules habrá cuando menos tres aspirantes a las elecciones por la gubernatura del 2023: Alejandra del Moral y Elías Rescala (por el PRI), así como Enrique Vargas del Villar, por el PAN.
3.- A modo de parodia, mientras en el 2018 Andrés Manuel López Obrador le dio a los morenistas mexiquenses un caballo “Pura Sangre”, tres años después Higinio Martínez y compañía le devuelven al jefe político un burro flaco listo para el matadero. Con el saldo inocultable, el presidente tendrá que cambiar de jinete.
CANCIÓN, DICHO O REFRÁN
Flaco, cansado, ojeroso y sin ilusiones…
Quien no duerme desde la noche del 6 de junio, y no por festejar sino por la alta probabilidad de quedarse fuera de la Legislatura a partir de septiembre, es el presidente estatal del Partido Verde Ecologista, José Alberto Couttolenc Buentello. No les salieron las cuentas, no le resultó el cálculo de competir sin alianzas en los comicios locales de la entidad, ni logró ser la tercera fuerza política mexiquense como lo prometió… por el contrario, al PVEM lo echaron al piso, ahí, al lado de Movimiento Ciudadano a rascar la subsistencia. Si se consuma que la próxima bancada del Verde sólo tendrá dos diputadas, que Dios agarre confesando a Couttolenc: sin fuero, políticamente vulnerable, peleado con el PRI y con Morena, y en alto riesgo de que los ecologistas inconformes con las designaciones de candidaturas y los resultados en las urnas le apliquen el “portazo golpista”. La mecha que puede incendiar el barco será la designación de la coordinadora del grupo parlamentario en la siguiente legislatura y una mala decisión pudiera fragmentar la bancada verde. A prender las veladoras, a rezar los misterios dolorosos del rosario y a bajar la corte celestial para esperar el milagro de mantenerse en la Cámara de Diputados y evitar la catástrofe del partido en el Edoméx. A manera de mofa ya hay ecologistas que prevén un cambio de logotipo y mascota en el PVEM: en lugar del tucán… un buitre.
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