
A partidos y candidatos les importa un bledo la pandemia y la inseguridad.
Atiborran de “acarreados” cierres de campaña frente al riesgo de COVID-19.
Firman ”pacto de civilidad” en la mesa y por debajo se agarran a balazos.
Autoridades civiles y electorales como meros espectadores de la zacapela.
Partido Verde y su doble discurso; en Edoméx patea a Morena y la 4T.
POR JUAN GABRIEL GONZÁLEZ CRUZ
¿Si no le han dado seriedad a la pandemia de COVID-19, creen que a los partidos políticos y sus candidatos les preocupe el clima de inseguridad que está envolviendo el proceso electoral? La respuesta es no, y la explicación es sencilla.
Desde sábado y domingo comenzaron los cierres masivos de campaña sin interesarles que aun estando en semáforo amarillo de la emergencia sanitaria el riesgo de contagio de coronavirus sea alto. Oficialmente la pandemia no ha terminado, el proceso de vacunación es incipiente y se puede registrar un rebrote que nos obligue a regresar a escenarios de confinamiento, así como a las restricciones sociales y económicas… ah, pero los candidatos se han pasado por el arco del triunfo las alertas y recomendaciones.
Las movilizaciones de cientos y miles de simpatizantes (mejor conocidos como acarreados) para aderezar las campañas son lo que realmente les ocupa a los actores de la contienda; mostrar lo que llaman “músculo político” es lo verdaderamente importante por encima de la salud.
A la par de esta irresponsabilidad social -tanto de quienes inducen las concentraciones masivas, como de quienes aceptan asistir a los eventos proselitistas- está el clima de inseguridad. Los pleitos físicos y verbales se han extendido al grado de la extrema violencia que ha llegado al uso de armas de fuego.
Recientemente todos los dirigentes de los partidos políticos firmaron el pacto de civilidad y respeto. Salieron muy sonrientes en la foto, pero minutos después de aquel gesto político de hipocresía se fueron a las calles y a las redes sociales para seguirse dado con todo; no hay hora en que dejen de tildarse de ladrones, corruptos, asesinos e incapaces; no hay día en que dejen de ocurrir intimidaciones, zacapelas y balaceras.

La “mesa política” entre autoridades civiles y electorales, en la que participan los 11 partidos políticos, no es más que un simple templete en calidad de “mirador” desde donde se puede ver cómodamente el espectáculo y donde el árbitro de la democracia se ha convertido en un mero espectador.
Lo bueno: que a los eventos proselitistas y sarta de tarugadas llamadas promesas de campaña les quedan tres días de activismo.
Lo malo: que son precisamente los días y horas previas a la jornada electoral cuando se desata el cochinero, la compra de votos y la tensión pasa a escenarios de mayor violencia donde la sangre llega al río.
Lo peor: está por venir. Nadie quedará contento con los resultados del 6 de junio. Prepárense porque después del 7 y hasta las tomas de posesión de los próximos legisladores (5 de septiembre) y de los siguientes cabildos (1 de enero de 2022), se desatará la ira de la inconformidad política, los tribunales electorales se convertirán en un circo de mentiras y las calles pasarán a ser el lugar propicio para manifestar el desacuerdo con triunfos y derrotas.
Estas elecciones de alcaldes y diputados se están convirtiendo como coloquialmente se dice: en una “cena de negros”, porque terminarán en desorden y confusión.
CANCIÓN, DICHO O REFRÁN
El niño patea el pesebre…

El gobierno federal y toda la Cuarta Transformación deben poner atención en lo que hacen y dicen sus aliados. Por ejemplo, ya les debió caer el veinte sobre el doble discurso del Partido Verde Ecologista en el Estado de México que, desde un inicio y con mayor ahínco previo a las elecciones, hace campaña en contrasentido de su coaligado federal: Morena. El presidente del PVEM en la entidad, Pepe Couttolenc no se cansa de decir que el partido del tucán va sólo y que no necesita alianzas. En la publicidad que el Verde ha desplegado y donde arremete contra sus opositores del PRI, PAN y PRD también incluye a Morena y al Partido del Trabajo, que son sus compañeros en 19 distritos mexiquenses de la elección federal. Sin alguien que lo llame a la cordura, Couttolenc arremete un día sí y el otro también contra la 4T; fomenta un ambiente de confusión porque se lo están permitiendo desde la ceguera morenista. Sólo por mencionar un caso: en el Distrito 26 de Toluca el ex priista Ernesto Monroy Yurrieta puede llegar a la legislatura federal gracias a la coalición “Juntos Haremos Historia” compuesta por Morena, PT y Partido Verde; Monroy Yurrieta evita al máximo mencionar al partido hegemónico de la alianza y no se diga la palabra “Cuarta Transformación”, peor es un hecho que la mayor parte de sus votos se los dará Morena, partido al que el dirigente estatal del PVEM le sigue haciendo “fuchi”.
La persuasión dolorosa...

¿De dónde rayos el PRI se saca tanto optimismo para asegurar que ganará las elecciones del próximo 6 de junio? El exagerado ánimo que pretende infundir la dirigencia tricolor mexiquense raya en el chascarrillo cuando asegura que triunfará en municipios como Ecatepec, Huixquilucan y Toluca. Las encuestas menos crueles indican no sólo que el priismo va a perder, sino que será arrasado en estas demarcaciones. Genéticamente la militancia priista se activa con combustible para la movilización y no hay visos de que la estructura estatal haya sido mandada a servicio. Este 2021, como ocurrió en el 2018, los priistas deberán salir a las urnas motivados con pura saliva; salvo contados municipios y distritos donde la cuenta corre a cargo de los pudientes candidatos, en la mayor parte del territorio del Estado de México el PRI saldrá con una mano adelante y la otra atrás. La falsa persuasión es la antesala de las dolorosas decepciones.
Con esos amigos….

Por cierto, la dirigencia estatal del PRI debe poner ojos y orden en Otzolotepec, porque a los que consideraba sus operadores políticos tradicionales y de nueva generación le han dado la espalda a la candidata a presidenta municipal, Sinaí Lugo. Personajes como César Molina, Carmelo Rosales, Héctor Suárez, Constantino Severino, Javier García Trujillo, Clara Roldán, Socorro Molina y prácticamente los grupos movilizadores del Revolucionario Institucional han optado por sumarse y hacerle la campaña a Moisés Mireles, candidato del PAN a la alcaldía, quien según los pronósticos no tiene posibilidades reales de ganar, lo cual indica que se trata de un berrinche para hacer perder al PRI.
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