Por: Erasmo de Medina
No es un asunto menor y merece una consideración especial apuntar que Claudia Sheinbaum Pardo no solamente será la primera mujer que ocupe el cargo de presidenta de México, no únicamente en la accidentada historia del México independiente, sino que también en el periodo virreinal y en muchas de las culturas prehispánicas.
Además de lo señalado, la preparación académica de Sheinbaum Pardo con estudios de Doctorado, solo se compara con la de Ernesto Zedillo Ponce de León y con la de Carlos Salinas de Gortari. Y no es que los estudios garanticen un buen desempeño, pero ciertamente la universidad es un buen tamiz para educar y estructurar la manera de pensar y proceder de los individuos.
Sheinbaum Pardo será, sin duda alguna, la titular del ejecutivo Federal académicamente mejor preparada que ha tenido México, y ello tampoco es cosa menor; genera una esperanza fundada en que las cosas se pueden hacer mejor para los mexicanos. Los perfiles de las y los próximos funcionarios públicos, anunciados por la presidenta electa, manifiestan también que lo que se busca es que el próximo gobierno federal tenga buen rumbo.
Las y los funcionarios de López Obrador son muy pequeños frente a las propuestas del nuevo gobierno. Sin embargo, en el ámbito federal dos cosas contrastan con las buenas formas de la presidenta electa. Primero, que en los últimos momentos de su administración, López Obrador se está empeñando, casi entercando, en modificar la constitución para hacer, entre otras cosas, una reforma al Poder Judicial federal que someta a ministros, magistrados y jueces y la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de Defensa.
A nadie sorprende la actitud del inquilino de Palacio Nacional; en su ocaso deja ver sus no superados rencores. Pero sorprende la complacencia, a veces más a fuerza que de buenas, de Claudia Sheimbaum. Considerando las prendas señaladas de Sheimbaum, muchos mexicanos esperaban que el nuevo gobierno tomaría su propio rumbo; la propia Claudia expresó en diversas entrevistas que si bien compartía principios con AMLO, su gobierno tendría su sello personal, su muy particular forma de gobernar.
Sin embargo, estas primeras actitudes frente a las propuestas de López Obrador apuntan en sentido contrario. También sorprende frente a los señalados nombramientos del próximo gabinete federal, entre muchas otras cosas, la filtración de la incorporación de Alejandra del Moral a un puesto de tercer nivel en la próxima administración.
La ex candidata al gobierno del estado, contrincante de Delfina Gómez, fue severamente cuestionada por los propios miembros de MORENA por su opaco proceder en el desempeño de sus cargos previos a la candidatura; pero la oportunista e imprudente manifestación de apoyo a Claudia Sheimbaun menos de una semana antes de la elección presidencial, no solamente retrata de cuerpo entero a la ex candidata Valiente, la ubica como una política de ocurrencias y dobleces.
Y no es que se cuestiones su cambo de parecer con respecto a su militancia de larga data en el PRI, es de gente inteligente cambiar de opinión; pero sí es muy cuestionable el momento y la forma de hacerlo. Alejandra, como su ex jefe y cercanísimo amigo Videgaray, se muestran tal cual son en estas decisiones. Solo han buscado su beneficio y se acomodan a cualquier arreglo. Además, tanto a Alejandra como anteriormente a Eruviel, dijeron en su momento que no se manifestaban en favor de Claudia porque estuvieran buscando acomodo, dijeron que “no andaban tras el hueso”; hoy uno es diputado federal plurinominal y la otra quiere chamba en el gobierno federal. Desde esa perspectiva, que bueno que no ganó la elección Del Moral, es evidente que no tiene manera y convicciones de gobernadora.
En lo estatal…
Los que también contrastan con el próximo gabinete federal son los miembros del gobierno de Delfina Gómez, funcionarios con poca experiencia, poca preparación y cuestionado desempeño; quizá el único que se salva de esta improvisación evidente es el Secretario del Agua Moctezuma Barragán. Delfina Gómez es también la primera gobernadora mexiquense, mujer de principios y sensata. Pero no solo eso basta para hacer un buen gobierno. Se necesita también convicción y fortaleza en la conducción. Muchos de sus aliados han confundido su generosidad con laxitud y la hacen tropezar un día sí y otro también. Particularmente los aliados del Partido Verde, cuyo líder José Alberto Couttolenc despotricaba contra Alejandra y Eruviel y hoy tiene que comerse sus propias palabras. Resulta que hoy son diputados electos del PVEM el ex Procurador de Protección al Medio Ambiente del estado en el gobierno de Delfina, y un deudor alimentario como Luis Alberto Carballo. La primera gobernadora del EDOMEX ha dicho que la palabra vale, que su gobierno sería prenda del cumplimiento de compromisos frente a los mexiquenses y que actuaría dentro de la legalidad. En ese argumento se comprometió a que ningún funcionario de su gobierno sería candidato de su coalición y también que como la primera mujer titular del ejecutivo estatal sería solidaria con las mujeres, particularmente las que son víctimas de violencia. No ha transcurrido ni un año de su gobierno y la palabra ha quedado comprometida y en falta. Además de que jurídicamente, un deudor alimentario, no debió de haber obtenido ni registro como candidato ni constancia de mayoría. Es muy lamentable que el compromiso y la esperanza de un cambio en la forma de gobernar no se cumplan en los hechos a partir de lo que hace y deja de hacer el Partido Verde. Pareciera ser que el primer gobierno del EDOMEX de alternancia en los últimos decenios y también el primero encabezado por una mujer actúen de la misma forma que aquellos a los que tanto criticaban del régimen priista, promesas de campaña y la palabra incumplida.
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