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    Redacción: La Noticia Es
  • 30 mar
  • 3 Min. de lectura

POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA

El costo de los préstamos que se dio Cabal Peniche se estimó en más de 50 mil millones de pesos. Sin ningún límite, otorgó préstamos a sus empresas y no pagó. La investigación de la Comisión Nacional Bancaria y de la Valores (CNBV) determinó que el banco Unión había emitido créditos por un monto de 14 mil 720 millones 800 mil pesos a 59 prestatarios que eran intermediarios o compañías de Cabal. Estos préstamos habían sido emitidos sin un estudio de crédito apropiado y los resultados se habían desviado para beneficio de Cabal y sus compañías. En resumen, los préstamos se utilizaron para pagar créditos o sustituir a los deudores en beneficio de Cabal o sus compañías.

 

En realidad, fueron auto-préstamos. Cabal Peniche enfrentó catorce juicios. De todos fue liberado por errores en los procedimientos legales. Uno de ellos fue desechado porque el juzgador no se identificó plenamente. “El señor procurador no se identificó plenamente, llevó su credencial, pero tenía que haber llevado el nombramiento que le dio el presidente de la República, como no lo llevó entonces el proceso está mal y el señor quedó libre de ese cargo”. Suena absurdo, pero así se aplicó la ley a estos banqueros. Un informe realizado por la Auditoria Superior de la Federación indicó que 80 por ciento de los ilícitos del rescate bancario quedaron impunes por omisiones o dilaciones de las autoridades fiscales y de la PGR.

 

Antes de vender los bancos, en 1990, Salinas creo el Fondo Bancario de Protección del Ahorro, (FOBAPROA) que consistía en un fideicomiso donde los bancos aportaban, el Banco de México era el fiduciario y la SHCP actuaba como reguladora. Si algún banco entraba en una etapa de crisis, el FOBAPROA apoyaría para que los ahorradores e inversionistas no perdieran su dinero. En realidad, terminó por ser el mayor fraude en la historia del país. El FOBAPROA no tenía fondos ni manera de sostener a los bancos. El gobierno asumió la deuda bancaria a través de pagarés entregados a los 18 bancos, violando la constitución, porque no tenía la aprobación del Congreso.

 

El presidente Zedillo envió una iniciativa para aprobar la deuda de los bancos y convertirla en deuda pública. Nada pudo hacer la oposición, porque no sumaba la mayoría para llevar a juicio político a los funcionarios implicados, como al secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz. La deuda reconocida por los legisladores fue de 430 mil millones de pesos. ¡Únicamente no se reconocieron 25 mil millones por ser créditos carentes de documentación! El PAN, el PRI y un diputado independiente sumaron 325 votos en favor. En contra votaron 159 diputados de los partidos PRD, PT, PVEM, 11 panistas, 7 priistas y 5 independientes. Los nombres de los banqueros responsables se guardaron como secreto bancario.

 

En franca alianza con el gobierno, el dirigente panista Felipe Calderón y el gobernador guanajuatense Vicente Fox grabaron spots en favor de la aprobación del rescate bancario.  Siempre dicharachero Fox repetía: “Juan y María pidieron prestado para una casa, hoy ya no pueden pagarla, el PRD exige que no ayudemos a nadie, por lo que muchos deudores perderían su sueño, nosotros los panistas queremos resolver ya esta crisis bancaria”. El PAN fue el alfil legitimador del gobierno, fue el que salió en defensa del atraco más burdo a la hacienda pública federal. Fue el gran acuerdo o complicidad del PRIAN. Eran los buenos tiempos del viejo régimen, donde iban de aliados la élite política con la empresarial. El pueblo solo se enteró que un día estaba amolado y el otro amanecía más jodido, sin saber la razón.

 

Continuará…

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Por: Juan Gabriel González Cruz

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