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¡A chingadazos!: dice Chuya



POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA

No es nuevo ni causa asombro que alguien en funciones de legislador o con algún cargo de cierta relevancia en el escenario político nacional recurra a este tipo de expresiones. No es su personalidad ni porque sean mal hablados, en realidad son personas limitadas en cuanto a formación y eso los hace carecer de argumentos para debatir las propuestas de cambio necesarias para el país.

 

Son folklóricos por necesidad, no pueden actuar de otra manera, en el fondo no pasan como bragados ni echados pa´delante, son simples sujetos de la casualidad, sin más mérito que el compadrazgo. No tienen remedio. La senadora panista por Aguascalientes es un fuero echado a perder. “Al güey que vote… que lo linchen al pendejo; es en serio. Así como es y como soy yo de mal hablada, que lo agarren a chingadazos y que le den con todo al güey que no vote en contra de esa reforma, eso ocupamos”. Tan bonita que se mira ella y tan grosera que nos salió. Es el nuevo lenguaje de la derecha. Y dicen que los groseros y nacos son los otros. Ver para creer.

 

Fidel Velázquez Sánchez, el líder eterno de la CTM, decía: “a chingadazos llegamos y chingadazos nos sacan”; y no fue a chingadazos don fidel, fue con millones de votos. También aportó al medio periodístico y al populacho del priismo: “el que se mueve, no sale en la foto”; ¿y qué cree don fidel? ahora, el que no se mueve no entra en la foto. Pero todavía hay más de las frases matonas de los murmullos de don Fidel, porque a su edad ese hombre ya no hablaba; refiriéndose al PRI y a su candidato presidencial, cacique como era, se lanzó contra la disidencia: “aquí nomás hay de una sopa, o se la comen o se quedan sin tragar”.

 

Y ya saben, los medios del oficialismo y el salinismo en pleno lo celebraban. Ese era un priista convencido, de los de adeveras, de los que no simulaban. Y era más aplaudido cuando aceptaba todos los excesos de los empresarios y los reiterados abusos en contra de la clase trabajadora de la que se decía líder y jefe político. Todavía se aventaba la puntada de salir a expresar: la clase trabajadora, los obreros del país, apoyan al candidato del PRI a la presidencia de la república, un digno heredero de las causas de la revolución mexicana.

 

¡Como chingados no! el legado y los postulados de la revolución, cualquiera que estos fueran, cobraban vida en la imponente figura de Carlos Salinas de Gortari. Terminada la actuación de don Fidel, lo volvían a meter a su caja. La momia, como le decían, fue material de trabajo para los caricaturistas, pero eso no va a ocurrir con la senadora. ¡Por dios! diría el puchi, que el PAN haga algo. Ya con doña Lilly y doña Kenia, los panistas tenían suficiente para pagar sus pecados y ahora se suma doña Chuya. ¡No la chiflen que es cantada! Y ya entrados en gastos, como diría don Navarrito Pérez, ¡está bien que chinguen, pero que a su madre la respeten!

 

Es lamentable lo que pasa en la oposición; los culpables están dentro y los buscan fuera. AMLO solo les ganó una vez, en el 2018, y ya no supieron qué hacer y siguen sin saber qué rumbo tomar, qué ruta seguir, ya no para derrocar a la 4T, si no para ya no seguir cayendo. Con las formas de doña Lilly y doña Chuya van camino al precipicio, al que nadie los empuja, lo hacen solos.

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