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Adiós fiscal o el fiscal del adiós

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    Redacción: La Noticia Es
  • hace 3 días
  • 3 Min. de lectura
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POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA:


Nunca fue un fiscal que tuviera como tarea principal el derecho, hacer justicia o transformar la fiscalía General de la República. Remó con lo que había, plantearse cambiar los vicios de la fiscalía era apostar a terminar en un juego de suma cero. Es una institución donde existen candados con llave perdida. Querer modificar esas condiciones es urgente, pero llevará tiempo, más de un sexenio. Alejandro Gertz Manero fue un político en funciones de fiscal. Necesario en la transición entre el fin del viejo régimen y el arribo de la 4T, encabezada por el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

El error al analizar el balance del desempeño del fiscal es hacerlo a partir de los casos más sonados por los medios de comunicación, incluso de los periodistas que lo definen como un mal fiscal. En realidad, su presencia estuvo cercana a las necesidades de manejo político acordado con el presidente AMLO. ¿Es malo lo que hizo? es difícil saberlo, lo cierto es que evitó rompimientos violentos con grupos políticos y económicos que, si bien perdieron el poder, no dejaban de tener fuerza para enfrentar las acciones del gobierno. Incluso, atentar con la vida del presidente recién llegado.

La presencia de un fiscal como Gertz pudo ser un medio de equilibrio para la toma de decisiones entre los que perdieron y se sentían agraviados y los que llagaron con ganas de enfrentarlos para quitarlos de todo. En política con políticos experimentados como, sin duda, lo es AMLO lo importante es dar pequeños pasos y aguantar hasta tener mejores condiciones de operación para luego desplazar a los adversarios, pero ya sin la fuerza y alianzas para ser un peligro. Eso fue el fiscal Gerzt, un vocero, un mediador, en la transición política que ha reformado el poder, usos, costumbres y élites.

Los dueños del viejo régimen sentían confianza con él, podían hablarle y evitar acciones en su contra que pudieran derivar en riesgos a la estabilidad política del país. Gertz siempre perteneció al sistema, fue un hombre que ahí se formó, sirvió a Cuauhtémoc Cárdenas, al presidente Vicente Fox y a AMLO; por eso tenía el conocimiento de la gravedad en la toma de decisiones en un gobierno de alternancia política. Quien gana una elección no necesariamente ha ganado el poder. Muchas veces los de afuera tienen más que ganador de una elección del orden que sea.

Con su salida todo lo jurídico va a fluir, pero también los costos que esto implique. Mover un renglón de un tema tan riesgoso por sus variantes siempre será complejo. Quien llegue a ocupar el cargo no tiene la urgencia de dar golpes espectaculares ni enfrentar a determinados grupos, sobre todo, a los que encabezan al crimen organizado, precisamente porque no son ellos los únicos peligrosos. Lo son sus patrocinadores y estos están en el ejército, la marina, los banqueros, los grandes empresarios, gobiernos estatales y aquellos que son dirigidos desde los Estados Unidos. Se aplica el derecho, pero también la inteligencia.

Alejandro Gertz fue el fiscal de AMLO, ya no lo era de la presidenta Claudia Sheinbaum. Fue necesario aguantarlo un tiempo mientras se avanzaba en la reforma al Poder Judicial, mientras se avanzaba en la estrategia de seguridad pública, en reformas constitucionales, todo para evitar rompimientos tempranos. Ese tiempo se acabó. El relevo en la fiscalía General de la República es un avance sustancial en la consolidación de la 4T. Lo que dejó de hacer el fiscal saliente son casos vivos, vigentes; será tarea del relevo dar seguimiento y salida, pero también controlar los daños.

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Por: Juan Gabriel González Cruz

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