Edificios sobre cimientos de mentiras
- Redacción: La Noticia Es
- hace 4 horas
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POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA:
Guatemala tuvo un gobierno democrático; es decir, electo por la voluntad mayoritaria de los ciudadanos chapines. Eso fue una afrenta a los intereses de los Estados Unidos (EU): ¡cómo una democracia! Eso no lo podemos tolerar, mira que querer ser libres estos tercermundistas de quinta. Nada, no lo vamos a permitir, no podemos dejar que algo, y menos estos subdesarrollados que hablan español, se quieran sublevar, “quesque votando libremente”. Primero debemos garantizar el abasto de bananos para los corn flakes del pueblo norteamericano, defender la permanencia y ganancias de la United Fruit Company y luego vemos como derrocamos a ese dizque gobierno democrático guatemalteco.
Y, lo derrocaron. Sucedió lo mismo con el gobierno de Salvador Allende en Chile. En contrapartida, sostuvieron la dictadura de los Somoza en Nicaragua. El método fue y es el mismo, difundir falsedades, generar miedo e incertidumbre entre la población, privilegiar las condiciones de inestabilidad y ¡zas! derrocar a los gobiernos o impedir la llegada de los movimientos progresistas a los poderes ejecutivos latinoamericanos. En Guatemala fueron los medios gringos los que difundieron que se estaba construyendo una cabeza de playa para el arribo del socialismo, permitir la intromisión soviética en Centroamérica cuando en realidad querían sostener la explotación campesina en toda la región centro y latinoamericana para la producción y exportación de plátanos para el gozo de los consumidores de los EU. El 27 de junio de 1954, el presidente de Guatemala, Jacobo Arbenz tuvo que renunciar por la presión política y militar de los EU, la CIA y la United Fruit Company.
En la historia de los pueblos latinoamericanos sobran ejemplos de la intromisión de los EU. Formaron y llevaron al poder a dictadores que superaron los métodos de control y crueldad vistos en las guerras mundiales o los usados en dictaduras africanas sostenidas por gobiernos europeos, en particular ingleses, franceses y holandeses. Según los intereses gringos, efectivamente las dictaduras de Trujillo en República Dominicana y Somoza en Nicaragua eran encabezadas por unos hijos de puta. Respondían: “sí, pero son nuestros”.
En México, los conocemos porque hemos padecido la intromisión de los norteamericanos, solo que acá sus principales aliados son internos. Sucedió durante la revolución mexicana y nunca ha dejado de aprovechar cualquier oportunidad para mantener bajo su control hegemónico a la nación. Los grupos de (ultra) derecha y/o conservadores han sido sus acomedidos aliados. Disfrazados de defender al país de intereses socialistas, de cuba, de lo que fue la Unión Soviética se opusieron siempre a la lucha de los grupos sociales que impulsaban proyectos o ideas de mayor justicia para todos. Fueron y son el dique que arrastra a México al fondo de la pobreza y la marginación. Para el pueblo migajas, para ellos, el pastel completo.
A pesar de las derrotas electorales que han visto y padecido, siguen ahí, atentos a promover todo aquello que daña al país. Buscan presionar para obligar al gobierno a sentarse a negociar, aunque eso solo signifique el regreso de sus privilegios. Les quedaba el Poder Judicial como instrumento de manipulación, solo que la Suprema Corte ya no será un instrumento eficaz en su defensa. Los nuevos ministros no responden a ellos ni se las deben. Lo que les queda es seguir con su desgastada campaña de difundir mentiras para influir en la opinión pública de que vivimos en una dictadura, que no hay libertad de expresión.
Ya se enteraron que se les cayó el Lawfare, el uso de la guerra legal, por tanto, apuestan al uso de los medios de comunicación bajo su control con la lógica: difama que algo queda.
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