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El mal de los medios

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    Redacción: La Noticia Es
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Norberto Hernández Bautista

Una manera de tumbar a una figura pública con pretensiones presidenciales es subirlo y después bajarlo; a veces se cae solito, en otras le echan o le dan un empujón. De ahí que exista la idea que los medios te hacen, pero también te quitan. Subir así es lo más emocionante, espontáneo, casi mágico, solo que carece de forma y fondo. Sin aliados políticos, personas o grupos, difícilmente se sostiene un personaje más allá del favor siempre condicionado de los medios. Eso puede estar ocurriendo al secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch.

En las últimas semanas ha sido el referente en medios nacionales, incluso internacionales, donde es mencionado —y ciertamente lo es— como el secretario más fuerte que tiene la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en su gabinete. Además de carisma, ser rostro y figura atractiva para el sector femenino, es un funcionario que ha concentrado bajo su mando y responsabilidad las labores de seguridad pública, inteligencia y combate al lavado de dinero. Más aún, se ha convertido en el hombre de confianza del gobierno de los Estados Unidos (EU) en materia de combate al crimen organizado, tal como lo expuso el New York Times en una de sus publicaciones recientes sobre México.

El intercambio de información con el aparato de espionaje norteamericano ha regresado a la Secretaría de Seguridad un mayor nivel de eficiencia en las labores de inteligencia para combatir y detener a personajes clave de grupos del crimen organizado. El más debilitado ha sido el cártel de Sinaloa que, adicionalmente, mantiene disputas internas que incrementan su vulnerabilidad. Todas estas acciones han prendido los focos de los medios sobre la figura del hombre responsable de combatir al crimen organizado. El riesgo es que se les esté pasando la mano, inflen el globo y a volar.

Harfuch por aquí, Harfuch por allá; Habla bien y comunica mejor. Su manejo en medios ha roto el esquema frío y limitado de los secretarios de seguridad. No se ve que sea un improvisado, sabe su trabajo y responde con agilidad. Su lenguaje corporal también es parte de la escena y eso puede que mejore la percepción hacia su desempeño y persona. Por raro que pudiera parecer, la delicada, compleja y corrompida labor de seguridad pública no ha debilitado su imagen; lejos de eso, da la impresión que se ha fortalecido como el funcionario más popular y con aspiraciones presidenciales en apenas un año y meses del segundo sexenio de la Cuarta Transformación (4T).

¡Pero cuidado! Primero debe saber que el mundo de los medios es justamente eso: el mundo de los medios. No es el suyo. Aquellos tienen otros intereses y si para conseguirlos lo tienen que mostrar como el mejor, lo harán. En el movimiento de la 4T no tiene, o no se ven, grupos o figuras que lo estén apoyando más allá de su éxito al frente de la Secretaría de Seguridad. Goza de la confianza de la presidenta, por el momento es útil para el gobierno de los EU, su manejo interno es bueno, sobre todo cuando lo hace sin leer, pero eso no es suficiente para pavimentar un camino a la presidencia del país.

Los medios lo pueden estar perfilando como un candidato presidencial, no precisamente de Morena o del movimiento de la 4T. Más bien, puede ocurrir que sea su delfín por fuera y desde ahora le estén construyendo una plataforma tan sólida que pueda vencer a quien postule Morena; al menos, que rompa la continuidad del movimiento si quitan la mayoría a la 4T en el Poder Legislativo.

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Por: Juan Gabriel González Cruz

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