POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA
Después del debate entre los aspirantes presidenciales una cosa quedó clara: ya perdió la candidata de la oposición de derecha. ¿Eso es noticia? desde luego que no, pero una cosa es aceptarlo y otra es ver que ya no existe posibilidad de obtener un resultado mínimamente favorable. La candidata estaba sola, ahora esta abandonada. Su participación alejó a sus apoyadores. Los hombres de empresa nunca meten dinero bueno al malo. Ellos quieren ganar a como dé lugar y eso ya no está en la campaña de la candidata Xóchitl Gálvez.
Las encuestas marcaron una ganadora y, ni modo, lo tuvieron que difundir tal cual los medios que han orquestado una campaña de desgaste a la candidata morenista y aliados. ¿Fue un fracaso solo de la controvertida candidata del PAN-PRI-PRD? no, la percepción negativa de su campaña es un fracaso colectivo de un equipo de campaña donde los que menos participan son los dirigentes de los partidos coaligados en “Fuerza y Corazón Por México”. En esa campaña mandan otros, los partidos son estructuras accesorias; incluso, a la candidata no la seleccionaron ellos.
Una, porque la oposición en su conjunto no tenía a quien poner de candidato con posibilidades reales de ganarle al Peje y a su sucesora, Claudia Sheinbaum. La otra razón es que la oligarquía, los empresarios que dejaron de ser los favorecidos del sistema y los dueños de los medios de comunicación buscaron a una candidata con desplantes de gracia, chistosa y con lenguaje espontáneo para empoderarla y, si eso daba resultado y ganaba, dominarla y gobernar de nueva cuenta ellos, como fue en los últimos treinta y cinco años en el país. No querían a una candidata para hacerla presidenta, ellos querían un florero.
La candidata Xóchitl Gálvez no va mal, es que en realidad nunca ha ido bien. Desde su elección fue una simulación, una imposición donde todavía no empezaba la competencia y ya se sabía quién iba a ganar. Eso lo denunciaron los propios competidores de la candidatura de la coalición de derecha. Los dueños de los medios de comunicación operaron cumpliendo su parte; por un lado, difundir a la candidata con la idea de hacerla popular y, por otro, impulsar la guerra sucia contra de la 4T. Por más que intentaron, las encuestas los desengañaron. Morena y el presidente Andrés Manuel tienen militantes, simpatizantes y una base social sólida; la oposición de derecha tiene millones de bots y troles y esos no votan ni crean movimientos orgánicos.
Todo lo que han hecho se ha caído; el techo construido con mentiras, noticias falsas e infamias se ha derrumbado. Y eso no era lo que buscaban. Ellos querían destrozar la imagen pública de la candidata de la 4T, destruir lo que representa Morena, al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y parar el movimiento de cambio que vive el país. ¿Con el revés de la candidata Gálvez, ellos también están vencidos? no, ella era una opción, no creció y ya la soltaron.
Arreciarán la campaña negra e insistirán en utilizar el cartucho que les queda: el lawfare, la guerra jurídica que ha sido letal en Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú. Echarán mano del Poder Judicial, es de ellos, es el medio para desestabilizar al país y van por desconocer el resultado comicial presidencial. En su actuar, apuestan a dos opciones: generar un caos político, denunciando una elección de Estado y presionar para negociar, atacar al presidente y a su sucesora para llegar aún acuerdo buscando recuperar algo del poder perdido.
Xóchitl ya fue derrotada, los líderes de los partidos y la oligarquía no.