Y llegó la noche
- Redacción: La Noticia Es
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POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA:
Batallaron con todo lo que tuvieron, echaron mano de los medios afines, de analistas y periodistas conocidos y reconocidos como las plumas del viejo régimen, movieron dinero desde las cañerías, lucharon con ataques reiterados con noticias falsas, confrontaron a un adversario al que habían atacado antes de que ganara las elecciones y solo lo fortalecieron, al final, los resultados no fueron favorables. Perder las elecciones es parte de la normalidad democrática, eso no es grave porque el que sale derrotado una vez, puede regresar y lograr su propósito, solo que eso no fue el único escenario donde perdieron.
La lucha superó la confrontación entre partidos, dirigentes y militantes. Esa dinámica de las elecciones donde todavía no se celebraban los comicios y ya se tenía a los ganadores terminó. De ahí que la oposición a la Cuarta Transformación (4T) se constituya de un bloque que suma a todos, un frente único que estableció como prioridad derrocar al gobierno de la 4T; incluso se difundió la nota de que intentaban un golpe de Estado blando. Como los sindicatos, los grupos de vendedores, de organizaciones de tianguistas, de transportistas hasta de prestadores del servicio de grúas pretendieron darle la bienvenida al nuevo gobierno en 2018 con acciones de protestas y medidas desestabilizadoras sin conseguir sentarse a la mesa de las negociaciones.
Su error fue suponer que la confrontación era suficiente para doblar al presidente Andrés Manuel López Obrador y ahora a la presidenta Claudia Sheinbaum, el cálculo fue equivocado, pegaron en el vacío, su adversario gozaba y goza de una fortalece social tan sólida que en tres procesos electorales han arrasado a sus competidores. Lejos de perder el centro de gravitación que constituye el control de la Cámara de Diputados, Morena y sus aliados mejoraron sus números y ahora tienen la mayoría calificada en el Poder Legislativo. ¿Eso que importancia reviste? Simple, la presidenta Sheinbaum tiene el poder suficiente para sacar adelante sus iniciativas. Una muestra de ello fue la reforma a la constitución para dar marcha atrás con la reelección o, como lo expresan los entendidos, para terminar con la elección consecutiva.
Antes de que sea aprobada la reforma político-electoral para las elecciones que ocurrirán en la era morenista, el golpe más duro para la oposición a la 4T fue la elección del Poder Judicial. Se movieron con todo, sin lograr evitar que les quitaran el último bastión de control sobre el Poder Ejecutivo y el gobierno. Nadie los ha sacado de su error que enfrentan a la jefa del Estado mexicano. Con el nombramiento de Ernestina Godoy Ramos, como fiscal General de la República (FGR), terminó por caerles la noche a los que tienen cuentas por aclarar. No son pocos los que están en condiciones de ser juzgados. Al ser requeridos se dirán perseguidos políticos y lanzarán gritos de todo tipo; sin embargo, los arreglos en los que ellos se hicieron de poder y fortunas, ya no es vigente. Caducó la protección con la que contaban.
La clase política y empresarial que confrontó equivocadamente al Estado serán sujetos de la aplicación de la ley en el momento que se decida y llegará cuando la 4T considere que existe un riesgo político o una amenaza al Estado. Casos como el del exgobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, el de la Señora María Amparo Casar o el de los fraudes con empresas factureras son asuntos de poca monta frente a lo profundo que puede ser la actuación de la fiscalía. El binomio se ha cerrado entre la fiscal General y el Secretarío de Seguridad Pública, la presidenta tejió fino.


